dibujos en el agua

lunes

 

La Copa

En la intersección de las dos líneas que marcan la mitad de la forma de un tableado de piso, nace una tercera línea vertical, que es la cuarta parte de la líneas de una pequeña habitación, cada una de las tablas tiene dos bordes y el borde de la más próxima cubre los clavos de la tabla siguiente. Esto es lo que genera un, así se les conoce: rincón. Hacia allí apuntan todas estas líneas, que confabulan para que toda su atención no pueda contar con voluntad propia, solo seguir este mapa que forma dos planos en formas de murallas, quizás el borde de una cortina bordada, lo que hace suponer la presencia de una ventana, aparece levemente por uno de estos bordes de la mirada. Colocada en estos triángulos formales, ha sido puesta una alargada mesa de rincón, de tres patas contorneadas y plataforma de círculo, quizás de cuero de nogal teñido muy rojo, de aquel rojo llamado magenta, cubierta con pañoleta también circular y algunas cosas de mujer que siguen siendo paisaje para aquella pieza que ya ha robado su pequeña fascinación. Avanzará hasta esa pieza, con apenas unas miradas hacia un supuesto pasillo, de manera de verificar si nadie se encuentra cerca. Esa pieza es también circular, de trazadas en forma de relieves de diamante, quizás con motivos florales, con una base circular y una sola pieza que sube a sujetar el hueco rodeado de vidrio o cristal. Ese vacío que rodean las botellas y las copas, que como esta, las hace ser solo los sujetadores de una nada, a la que se le destinaran muchos usos. Una copa de vidrio tallado que ha sido dejada luego de que ya no contiene nada, así vaciada, ya no es más que una pieza más. Y sin embargo, ya ha avanzado para estar lo mas cerca de esas tres líneas que se dirigen al punto del rincón, ya allí, deja correr su dedo índice por este borde circular, la levanta hacia su propia nariz, no para adivinar con que fue llenada, sino para el conjuro de atrapar los restos de olor de aquella que la habría usado minutos atrás. La copa ha sido besada dos veces, primero por ella, la boca que corre sobre los dientes y asegura el soporte del paso de su lengua, que ha dejado estos labios marcados en forma de sonrisa y luego por este arrinconado bebedor de besos falsos, el que ha dejado la copa otra vez en su lugar antes de retirarse de ese confabulación de líneas. La marca de lápiz labial ha sido reducida a la mitad, un rastro en el vidrio de esta canasta para licor y otra en la boca del practicador de besos falsos, que aburrido de besar su propia mano y abrazar la almohada por las noches, sigue estas líneas cada vez que puede, porque sabe que encontrará allí donde chocan entre sí, lo más parecido a lo que los besos deberían ser.


Comments:
muchos elementos de nostalgia...
una vez escribí:
"y los vasos con los besos
no se beben mutuamente en una boca"
me acordé de eso.
saludos!
 
es tan difícil leerte que de vez en cuando vengo. Me atrae lo difícil (será por mi lamentable condición femenina??)
 
El final fue simple, todo es lento y paf. La imagen de la boca sobre los dientes y el lamer la copa es buenísimo.
 
Y, Qué pasó con el "INVISIBLE"?
deahisomos
 
m.

pasa por www.contrasimismo.blogspot.com y comenta el último poema

un abrazo

g.
 
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