dibujos en el agua

lunes

 

Piel de ciervo
La caballa permaneció con la blusa un poco desabotonada y los zapatos puestos. No hacía frío y tenía todo los necesario: una navaja de afeitar, espuma y una tinaja pequeña con agua. Se había maquillado recargadamente, el brillo sobre los ojos y la nube rosa en sus mejillas le daban, bajo la única lámpara que cuelga del techo un aspecto de oscuridad. Al borde del círculo de luz, su acompañante, que estaba completamente vestido, la miraba con su par de ojos. Se movió muy poco, solo un par de pasos y unas vueltas con el pelo suelto. La caballa, sabe lo que le gusta a él, por eso se lo da en pequeñas dosis. Así que caminó hasta el borde luz y dándole la espalda se agachó hasta tocar la punta de los zapatos. Las piernas de caballa, se podían ver en toda su extensión. Que eran largas, desde los zapatos hasta las caderas. Y en este final de grandes glúteos aunque proporcionados, esa gran vagina. Por esto ella giró muy rápido y su espectador apenas alcanzó a fijar esa imagen de labio vertical y suavidad caliente. La caballa, toma la navaja, toma la espuma y se rapa lentamente, se afeita el pubis lentamente. Lentamente. Lentamente. La caballa abre las piernas para afeitar la parte final de su gran vulva, luego la lava y la repasa. Hasta que todo ese lugar queda entero cubierto solo por piel. Sin cabellera ni peluquín de cierva. Se seca los pliegues de esta abertura y la deja respirar unos segundos.Vuelve a girar en la punta de sus pies y se pierde en el círculo de sombra que va más allá por el pasillo hasta el dormitorio.


This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Creative Commons License