dibujos en el agua

jueves

 










El Globo.

Comenzó a volverse visible, siendo una bola voladora, venía probablemente desde lejos, en estos días celebran fiestas en las casas grandes , por la altura que traía y la dirección de su ruta. Se movía muy lento ya, quizás el río de viento en el que estaba montado lo había abandonado ya, así que caía, caía y el sol lo tenía envuelto entero. Bajó meciéndose por el peso de su nudo y su pedazo de hilo que lo descompensaban, había avanzado mucho, tanto que había atravesado la ciudad entera y vino a bajar en estos campos secos, de cercas rotas y pequeñas casas semi abandonadas, con pastizales enormes que se van secando en enormes extensiones de soledad. Su aterrizaje fue largo y suave por encima de los racimos de semillas, corrió sobre ellas un largo tramo sin volver a levantarse y su impulso encontró final al chocar con los bordes del cerco de alambres que cuadraba todo este pastizal. El calor lo hacía verse más azul todavía y al pastizal más ardiente, en la ventana cercana, una cortina reseca temblaba, como si alguien buscara mirar qué era aquello flotando en el pasto. El silencio es muy pesado en esta abandonada postal, aunque se quiebra en pequeños accidentes con el silbido de las golondrinas que cazan zancudos en este tiempo.


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